De Religión Digital
"Tratan con menosprecio y hasta con hostilidad a otras sensibilidades religiosas"
Asegura que el derecho a la libertad religiosa también se ve amenazado en el seno de la Iglesia
José Manuel Vidal, 3 de diciembre de 2011
(José Manuel Vidal).- "A veces, algunos sectores intraeclesiales tratan con menosprecio y hasta con hostilidad a instituciones y personas que, siendo bautizadas como ellos, tienen otras sensibilidades religiosas". Es la denuncia clara y tajante del arzobispo de Burgos,Francisco Gil Hellín, que desenmascara a los 'talibanes' eclesiásticos. Y eso que el prelado castellano es de la Obra, lo cual quiere decir que hasta los conservadores están hartos de los que se dedican a señalar con el dedo y a encender piras contra cualquier obispo, teólogo, sacerdote, religioso o laico que no entre por la "puerta estrecha" de su radical y fanatizada interpretación de la doctrina de la Iglesia.
Gil Hallín realiza esta especie de desahogo en su pastoral de esta semana, titulada"Derechos humanos: una fecha histórica" y dedicada a glosar que el día 10 de diciembre se cumplen 63 años de la aprobación del artículo 18 de la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU.
Un artículo que, como recuerda el prelado reza así: "Toda persona humana tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y religión; este derecho incluye el derecho de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".
Gil Heelín, tras recordar que el acuerdo sobre el artículo 18 no fue fácil, dado que contó con la "resistencia de ateos y agnósticos, con la repulsa disimulada de concepciones marxistas y con el rechazo de algunos fundamentalistas", explica que "de los 58 Estados miembros, 48 dieron su aprobación. El texto salió adelante y ha servido de punto de referencia para la reflexión y el ordenamiento jurídico de las últimas décadas".
El prelado reconoce que tampoco le fue fácil al Concilio Vaticano II aprobar su declaración sobre la libertad religiosa, aunque terminó haciéndolo por "abrumadora mayoría".
Aprobados los textos, "contra ellos se alzan personas y grupos en casi todas partes". Y, como señala el arzobispo de Burgos, "no sólo más allá de los muros de las sociedades occidentales sino también dentro de esos muros y hasta, en ocasiones, dentro de ciertos ambientes eclesiales".
Y concluye: "Así, se da el caso de que algunos países, que levantan sus edificios religiosos en cualquiera de las grandes ciudades de Europa, niegan a los católicos hasta el ejercicio del culto privado. En Europa y Estados Unidos, por otra parte, algunos intelectuales reclaman la libertad de pensamiento, pero niegan el derecho a que los católicos puedan sacar las conclusiones sociales de su fe".
"Tratan con menosprecio y hasta con hostilidad a otras sensibilidades religiosas"
Asegura que el derecho a la libertad religiosa también se ve amenazado en el seno de la Iglesia
José Manuel Vidal, 3 de diciembre de 2011
(José Manuel Vidal).- "A veces, algunos sectores intraeclesiales tratan con menosprecio y hasta con hostilidad a instituciones y personas que, siendo bautizadas como ellos, tienen otras sensibilidades religiosas". Es la denuncia clara y tajante del arzobispo de Burgos,Francisco Gil Hellín, que desenmascara a los 'talibanes' eclesiásticos. Y eso que el prelado castellano es de la Obra, lo cual quiere decir que hasta los conservadores están hartos de los que se dedican a señalar con el dedo y a encender piras contra cualquier obispo, teólogo, sacerdote, religioso o laico que no entre por la "puerta estrecha" de su radical y fanatizada interpretación de la doctrina de la Iglesia.
Gil Hallín realiza esta especie de desahogo en su pastoral de esta semana, titulada"Derechos humanos: una fecha histórica" y dedicada a glosar que el día 10 de diciembre se cumplen 63 años de la aprobación del artículo 18 de la Declaración de los Derechos Humanos de la ONU.
Un artículo que, como recuerda el prelado reza así: "Toda persona humana tiene derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia y religión; este derecho incluye el derecho de cambiar de religión o de creencia, así como la libertad de manifestar su religión o su creencia, individual o colectivamente, tanto en público como en privado, por la enseñanza, la práctica, el culto y la observancia".
Gil Heelín, tras recordar que el acuerdo sobre el artículo 18 no fue fácil, dado que contó con la "resistencia de ateos y agnósticos, con la repulsa disimulada de concepciones marxistas y con el rechazo de algunos fundamentalistas", explica que "de los 58 Estados miembros, 48 dieron su aprobación. El texto salió adelante y ha servido de punto de referencia para la reflexión y el ordenamiento jurídico de las últimas décadas".
El prelado reconoce que tampoco le fue fácil al Concilio Vaticano II aprobar su declaración sobre la libertad religiosa, aunque terminó haciéndolo por "abrumadora mayoría".
Aprobados los textos, "contra ellos se alzan personas y grupos en casi todas partes". Y, como señala el arzobispo de Burgos, "no sólo más allá de los muros de las sociedades occidentales sino también dentro de esos muros y hasta, en ocasiones, dentro de ciertos ambientes eclesiales".
Y concluye: "Así, se da el caso de que algunos países, que levantan sus edificios religiosos en cualquiera de las grandes ciudades de Europa, niegan a los católicos hasta el ejercicio del culto privado. En Europa y Estados Unidos, por otra parte, algunos intelectuales reclaman la libertad de pensamiento, pero niegan el derecho a que los católicos puedan sacar las conclusiones sociales de su fe".
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