- A la tarde te examinarán en el amor; aprende a amar como Dios quiere ser amado y deja tu condición.
-Donde no hay amor, poned amor y encontraréis amor.
- Descubre tu presencia, y máteme tu vista y hermosura; mira que la dolencia de amor, que no se cura sino con la presencia y la figura.
- El alma que está enamorada de Dios es una alma gentil, humilde y paciente.
- El amor no consiste en grandes cosas, sino en tener grande desnudez y padecer por el Amado.
- El que huye de la oración, huye de todo lo que es bueno.
-No pienses que el agradar a Dios esta tanto en obrar mucho como en obrarlo con buena voluntad, sin propiedad y respetos"
- El cielo es firme y no está sujeto a generación, y las almas que son de naturaleza celestial son firmes, no están sujetas a engendrar apetitos ni otra cualquier cosa, por que se parecen a Dios en su manera, que no se mueve para siempre.
- El árbol húmedo invadido por el fuego: primero humo, luego crepita; después llama; finalmente brasa.
- Míos son los cielos y mía es la tierra. Mías son las gentes. Los justos son míos, y míos los pecadores. Los angeles son míos y la Madre de Dios y todas las cosas son mías. Y el mismo Dios es mío y para mí, porque Cristo es mío y todo para mí. Pues , qué pides y buscas, alma mía ? Tuyo es todo esto, y todo es para ti.- El alma enamorada es alma blanda, mansa, humilde y paciente.
- El alma que anda en amor, ni cansa ni se cansa.
- Una palabra habló el Padre, que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oida del alma.
- El más puro padecer trae y acarrea más puro entender.
- Desasida de lo exterior, desaposesionada de lo interior, desapropriada de las cosas de Dios, ni lo prospero la detiene ni lo adverso lo impide.
- ¡Señor Dios, amado mío! Si todavía te acuerdas de mis pecados para no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu voluntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y misericordia y serás conocido en ellos. Y si es que esperas a mis obras para por ese medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas, y las penas que tú quisieras aceptar, y hágase. Y si a las obras mías no esperas, ¿qué esperas, clementísimo Señor mío?; ¿por qué te tardas? Porque si, en fin, ha de ser gracia y misericordia la que en tu Hijo te pido, toma mi cornadillo , pues le quieres, y dame este bien, pues que tú también lo quieres.
- El alma que quiere que Dios se le entregue todo, se ha de entregar toda, sin dejar nada para sí.- Calle lo que Dios le diere y acuérdese de aquel dicho de la esposa: Mi secreto para mí (Is. 24, 16).- Viva como si no hubiese en este mundo más que Dios y ella, para que no pueda su corazón ser detenido por cosa humana.- El que no busca la cruz de Cristo, no busca la gloria de Cristo.- Para enamorarse Dios del alma, no pone los ojos en su grandeza, mas en la grandeza de su humildad.- No pienses que porque en aquél no relucen las virtudes que tú piensas, no será precioso delante de Dios por lo que tú no piensas. - En la tribulación acude luego a Dios confiadamente, y seras esforzado y alumbrado y enseñado.- En los gozos y gustos acude luego a Dios con temor y verdad, y no serás engañado ni envuelto en vanidad.- Buscad leyendo y hallaréis meditando; llamad orando y abriros han contemplando.
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