El religioso, un jeque del que no se ha desvelado su nombre, ha realizado esta reflexión en una entrevista publicada en el diario digital El Senousa, recogida por el portal árabe Bikyamasr.com.
En el texto, el clérigo mantiene que las mujeres que quieran comer plátanos y pepinos tienen que solicitar la ayuda de un hombre cercano, como su marido o su padre, para que se encargue de cortarlos antes de servirlos en el plato.
El jeque ha justificado su recomendación por el hecho de que el plátano y el pepino "se asemejan al pene del hombre", por lo que las mujeres podrían pensar en sexo cuando consumen esta fruta y esta hortaliza.
El religioso musulmán también ha abogado por incluir las zanahorias y los calabacines en la ´lista de alimentos prohibidos para mujeres´, por los mismos motivos que el plátano y el pepino. Al ser consultado sobre cómo controlar que las mujeres que compran en establecimientos en la calle estas frutas y hortalizas, el clérigo ha respondido que ese tema es una decisión a adoptar entre las mujeres y Dios.
Sobre la forma de actuar cuando a una mujer en una familia le gustan estos comestibles, el jeque ha dicho que lo aconsejable es que estos productos sean cortados en un lugar oculto a la vista de la fémina para que no tengan pensamientos sexuales.
Estas reflexiones han causado una fuerte repercusión en comunidades de musulmanes en la red, con cientos de comentarios de lectores que se han mofado de las opiniones del clérigo.
Fuente: http://www.diarioprogresista.es
Comentario: Yo crecí viendo un anuncio de televisión que animaba a consumir "todos los días un plátano, por lo menos". A saber qué conclusiones sacaría este jeque, teniendo en cuenta que en el anuncio aparecía un niño y se dirigía a toda la población.
Afirmaciones como ésta sólo sirven para ofrecer más materia a aquellos psicólogos y psicoanalistas que presentan la religión como la principal represora y a los líderes religiosos como unos obsesos del sexo. Claro que, en algunos casos, lo ponen en bandeja. Y, en este caso, de plata.
Por mi parte, recordar también que se están proclamando "impuros" ciertos alimentos más allá de lo que dicen los propios textos sagrados del Islam y de manera selectiva (sólo para una parte de la población). Y, por cierto, ya puestos, para igualar la cuestión, como mínimo se podrían haber encontrado algunos casos similares para los hombres, que también los hay. (¡Qué raro que no lo haya hecho! ¿verdad?). Gracias a Dios, los cristianos no tenemos alimentos impuros. De todas maneras, rezo para que no nos salga ningún fundamentalista con ganas de ponernos a dieta.
En fin, espero que nadie haga caso, más allá de lo que es sano, esto es para reirse bien a gusto.
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