diumenge, 21 d’agost del 2011

MANIFESTACIÓN LAICA

de 

Un manifestante anti-Papa increpa a una joven católica del JMJ.


El miércoles había convocada una manifestación laica –curioso uso de una palabra de uso exclusivamente religioso: yo, como laico, debería estar en esa marcha– y pasó lo que tenía que pasar: ‘reconquistaron’ Sol, expulsando a empujones a los peregrinos, la mayoría de los cuales no entendía quiénes eran los de aquellas hordas vociferantes que les tiraban condones mientras rezaban, les insultaban y zarandeaban, hasta que al final la Policía tuvo que intervenir.


Al igual que con los saqueos de Tottenham, estamos ante uno de esos casos en que la izquierda parece gritar a sus lectores:
“¿A quién vais a creer, a mí o a vuestros ojos mentirosos?”
Bendita Internet. Basta echar un vistazo a las caras, los gritos, las pancartas y las actitudes –la foto de primera de ‘El Correo’ es bastante ilustrativa– para que entre la risa cuando ‘Público’ habla de ella como “una marcha para protestar contra la financiación pública de la JMJ”, aun cuando ellos saben que no hay tal.

Cualquier persona ajena a toda la polémica y que sepa contar entiende el chollo que es para nuestras finanzas públicas esta visita, pero me niego a seguir por ahí.

En una manifestación de mera protesta respetuosa contra esa inexistente financiación pública, ¿tenía mucho sentido una pancarta gigante anunciando “Viva Satán”?

¿Eran imprescindibles las blasfemias coreadas por los miles –20.000 para ‘Público’, que ha perdido el sentido del humor– de manifestantes?

¿Qué relación, exactamente, tenía con esa preocupación con los caudales de todos el individuo desnudo que fingía sodomizar al oso de la estatua de Madrid bajo la multicolor bandera de los gays, las lesbianas y los grandes ex presos europeos?

Por supuesto, en el álbum de la manifestación que ‘Público’ pone a disposición de los lectores no esperen encontrar las citadas imágenes; la censura por exclusión y la reconstrucción de la realidad es un viejísimo recurso de la izquierda.

No, lo que encontrarán es “La calle es de todos”, donde Manuel Rico remeda a un cronista de boxeo a que explique cómo el aspirante golpeó agresivamente con su ojo derecho el puño del campeón.

“No hacía falta ninguna bola de cristal para prever que algunos alborotadores intentarían reventar la marcha laica, convocada legalmente y con un recorrido pactado con las autoridades”.

No se lo creerán, pero la cosa les funciona, y en Twitter he leído a rojos más o menos eminentes asegurar que los peregrinos “les provocaban poniéndose a rezar”.

Creo que los leones del Coliseo tenían la misma queja. Ya sé que más de un manifestante tenía pinta de ser de la escuela draculina, que es ver un crucifijo y le salen salpullidos por todo el cuerpo. Pero hasta la ironía tiene un límite.

EL DESCARO DE LA IZQUIERDA


Todo en el artículo de Rico está escrito en este estilo inverso, de atribuir al otro las cosas de uno y a uno las del otro.
“Pero el derecho a expresarse en la calle no puede ser una prerrogativa católica”
Uno se queda sin palabras ante tan carcajeante descaro de quienes llevan meses ocupando la calle en monopolio. Y añade:
“El número de asistentes ha superado con creces las expectativas de los convocantes”
Pues como las expectativas no fueran que no se presentase allí ni el Tato…

EL PAPA NO ES UN LIDER POLÍTICO


En fin, que seguimos contándoles que por el mar corren las liebres y por el monte las sardinas. Que la llegada del Papa ayer por la mañana tampoco les ha aliviado del severo estrabismo.

“El Papa elude las críticas al Gobierno en el primer discurso de su visita a España”, es la curiosa interpretación que hace la Cadena SER.

Creo recordar que Mourinho y Guardiola también eludieron ayer las críticas al Gobierno, quizá porque lo suyo es el fútbol. Una pista para mis colegas del otro lado: el Papa es el líder de una confesión religiosa; entiendo que no acepten su título de Vicario de Cristo en la Tierra.

Cuento con eso. Pero, confundido o no, ese es su papel, va de eso. No es, por mucho que se empeñen, un líder político, y los millones de peregrinos que le han recibido no han venido a Madrid como protesta contra las políticas de Zapatero.

Aun así, este Gobierno de nuestros pecados es cualquier cosa menos aconfesional y laico, es decir, neutral, sino que lleva a cabo una sistemática ofensiva contra la Iglesia. Y el Papa no se ha mordido la lengua en su primer discurso ni lo hará en los próximos.

Como he leído en un comentario en el ‘blog’ de un ateo:
“Al final, entre laicistas y antitaurinos, conseguirán hacerme católico y taurófilo”
Pues eso: sobredosis.

FUENTE: http://www.periodistadigital.com