divendres, 3 de setembre del 2010

EUCARISTÍAS SIN CLÉRIGOS. Librito de los dominicos holandeses sobre Iglesia y Ministerio.


de 


Nimega – Holanda. En la iglesia de los padres agustinos, la misa del domingo está presidida a la vez por un protestante y por un católico. Por turno, uno se ocupa de la liturgia de la Palabra y del sermón y el otro de la liturgia eucarística. El católico es casi siempre un simple laico y a menudo una mujer. Para las preces eucarísticas, los textos escritos por el ex–jesuita Huub Oosterhuis son preferidos a los textos del misal. Todos comparten el pan y el vino.


Los padres dominicos proponen que en ausencia del sacerdote, una persona escogida por la comunidad presida la celebración de la misa. “Poco importa que sea hombre o mujer, homosexual o heterosexual, casado o soltero”. La persona escogida y la comunidad están invitados a pronunciar juntos las palabras de la institución eucarística: “Pronunciar esas palabras no es una prerrogativa reservada al sacerdote. Tales palabras constituyen la expresión consciente de la fe de la comunidad entera”.


El citado librito se inicia con la aprobación explícita de los superiores de la provincia holandesa de los dominicos. Las primeras páginas se dedican a la descripción de lo que sucede los domingos en las iglesias de Holanda.

Por falta de sacerdotes, no se pudo celebrar la misa en todas las iglesias. De 2002 a 2004, el número total de misas dominicales en Holanda ha pasado de 2.200 a 1.900. Por el contrario, en el mismo período el número de “servicios de la Palabra y de la comunión” ha pasado de 550 a 630. Se trata de liturgias de sustitución, sin sacerdote y por tanto sin celebración sacramental, en el que la comunión se realiza con formas consagradas previamente.

En algunas iglesias, la distinción entre la misa y el rito de sustitución es percibida claramente por los fieles. Pero no es el mismo caso en otras iglesias, donde los dos se consideran de igual valor y enteramente intercambiables. El hecho de que sea un grupo de fieles quien designe al hombre o a la mujer que dirija la liturgia de sustitución, refuerza entre los mismos fieles la idea de que esa elección hecha desde la base es más importante que el envío de un sacerdote del exterior y desde arriba.

Dígase lo mismo por la formulación de las preces y por la organización del rito. Se prefiere dar libre curso a la creatividad. En la misa, las palabras de la consagración son a menudo reemplazadas por “expresiones más fáciles de comprender y más de acuerdo con la experiencia moderna de la fe”. En el rito de sustitución, es frecuente que la distribución de la comunión se haga juntando formas no consagradas con otras ya consagradas.

En todos estos comportamientos, los dominicos distinguen tres aspiraciones muy extendidas:

que los hombres y las mujeres a quienes se confía la presidencia de la celebración eucarística estén elegidas por la base
- que, de preferencia, “esta elección esté seguida por una confirmación, una bendición o una ordenación por parte de las autoridades de la Iglesia”
- que las palabras de la consagración “sean pronunciadas tanto por los que presiden la eucaristía como por la comunidad de la que forman parte”.

Según los dominicos holandeses, estas manifestaciones se apoyan ampliamente en el Concilio Vaticano II, pues la señal decisiva del Concilio ha sido colocar, dentro de la Constitución sobre la Iglesia, el capítulo sobre el “pueblo de Dios” antes del de “la organización jerárquica constituida de arriba hacia abajo por el papa y los obispos”. Esto implica reemplazar la Iglesia “pirámide” por la Iglesia  “cuerpo”, con el laicado como figura central, lo que a su vez implica una visión diferente de la eucaristía.

La idea de que la misa es un “sacrificio” –afirman los dominicos holandeses- está igualmente ligada a un modelo “vertical”, jerárquico, en el que solamente el sacerdote puede pronunciar de manera válida las palabras de la consagración. Un sacerdote que debe ser varón y célibe, según prescribe “una teoría arcaica de la sexualidad”.

Por el contrario, de un modelo de Iglesia “pueblo de Dios”deriva una visión más libre y paritaria de la eucaristía: como un simple compartir el pan y el vino entre hermanos y hermanas en medio de los cuales se encuentra Jesús”, así como una “mesa abierta igualmente a otras personas de  tradiciones religiosas diferentes”.

El opúsculo de los dominicos holandeses termina exhortando a las parroquias a elegir “desde la base” a las personas destinadas a presidir la eucaristía. En el caso de que, por razones disciplinarias, el obispo no confirmase a estas personas –por ser casadas o porque son mujeres- las parroquias deberían de todas formas seguir su camino:”Que estas personas sepan  que están habilitadas, pase lo que pase, para celebrar una eucaristía real y auténtica cada vez que se reúnan en oración y compartan el pan y el vino”.

Los autores de esta obra son los padres Harrie Salemans, cura de Utrecht, Jan Nieuwenhuis, antiguo director del centro ecuménico de los dominicos de Ámsterdam, André Lascaris y Ad Willems, antiguo profesor de teología de la Universidad de Nimega. Otro teólogo dominico holandés, más famoso, se destaca entre la bibliografía de referencia: Edward Schillebeeckx, de 93 años. En los años 80 fue sometido a examen  por la Congregación para la Doctrina de la Fe por sus tesis cercanas a las que hoy se reúnen en esta obra.

La Conferencia Episcopal holandesa se guarda de dar una respuesta oficial, pero ya han hecho saber que la proposición de los dominicos está “en oposición con la doctrina de la Iglesia Católica”.

En Roma la curia generalicia de los dominicos ha reaccionado débilmente. En un comunicado fechado el 18 de septiembre –no publicado en la web de la Orden- ha definido este  libro como una “sorpresa” y ha tomado sus distancias en relación con la “solución” propuesta. Pero ha declarado que comparte la “inquietud” de sus hermanos holandeses respecto a la escasez de sacerdotes: “Parece que ellos tengan la impresión de que las autoridades de la Iglesia no han  trabajado suficientemente la cuestión y, en consecuencia, empujen hacia un diálogo más abierto (…) Pensamos que hay que responder a esta inquietud con una reflexión teológica y pastoral prudente entre la Iglesia entera y la orden dominicana.

En Holanda, los dominicos han anunciado una próxima reimpresión del libro. Los 2.500 primeros ejemplares se agotaron rápidamente.

El Sínodo de obispos de 2005 ha trabajado sobre las cuestiones planteadas por los dominicos, habiendo extraído unas indicaciones radicalmente diferentes.

(Remitido por IMWAC-espanol@gruposyahoo.com)