Fuente: Webislam
Autor: Bruce Mutswairo
Yassmine el Ksaihi no se considera una feminista rebelde. Se cubre la cabeza y luce ropa modesta. Lee el Corán desde los cinco años y promueve los valores tradicionales de los musulmanes.
De todos modos, es una pionera: a los 24 años, administra una gran mezquita, una posición de autoridad que rara vez ocupa una mujer en el mundo del Islam, incluso en Europa.
En Amsterdam hay una mezquita en la que hombres y mujeres rezan juntos, aunque segregados: las mujeres lo hacen en la parte de atrás del salón cubierto por una alfombra roja. Los sermones son en holandés, no en árabe. Y las personas de otras fes son bienvenidas.
En toda Europa, los musulmanes están buscando formas de integrarse al país, conservando su fe. La mezquita de el Ksaihi, que combina algunos valores seculares occidentales con un fuerte apego al Islam, ayuda a resolver ese dilema.
Los expertos dicen que es una tendencia que se vive en toda Europa: los jóvenes se alejan de las mezquitas tradicionales y se congregan en sitios más informales para rezar y formar grupos de estudio.
Encajar en la sociedad europea y el mismo tiempo conservar las raíces islámicas no es fácil. Los nativos a menudo no ven bien el crecimiento de las colonias musulmanas. Y los musulmanes se sienten discriminados en el trabajo y las escuelas.
En el Viejo Continente abundan los políticos conservadores que quieren contener la inmigración y obligar a los musulmanes a dejar de lado sus costumbres.
En Holanda, donde los musulmanes representan el 6% de la población de 16,5 millones de habitantes, un partido anti-islamista es el de mayor crecimiento. Su líder, Geert Wilders, sostiene que los musulmanes rechazan el liberalismo europeo, le niegan sus derechos a las mujeres y no aceptan otros estilos de vida, como la homosexualidad.
La popularidad del partido de Wilders refleja en parte la inquietud causada por una serie de episodios de violencia en tiempos recientes, incluido el asesinato del cineasta Theo van Gogh, quien había producido una película en la que se denunciaba la opresión de las mujeres musulmanas.
La mezquita de el Ksaihi está a la vanguardia de los esfuerzos para encontrar formas que faciliten la coexistencia.
El Ksaihi quiere hacer del Islam una religión más accesible a los musulmanes nacidos en una nación secular y que los musulmanes sean más aceptables para sus vecinos. Desea que los fieles adopten la religión y la cultura pero no sientan que están viviendo en la tierra de sus padres.
"Usamos el holandés porque nos enfocamos en los jóvenes y la mayoría de ellos habla solo holandés", expresó el Ksaihi.
En su condición de administradora, el Ksaihi está a cargo de las finanzas y de la contratación de los imames que ofrecen sermones y encabezan las oraciones. Dice que busca imames que reflejen la diversidad de la comunidad musulmana de Amsterdam, incluidos imanes de Malasia, Indonesia, Marruecos y Turquía, los países de origen de la mayoría de los musulmanes de Holanda.
La mezquita es un centro cultural además de un sitio de oraciones. "Este es el modelo tradicional del Islam. No es nada nuevo", asegura.
Mona Siddiqui, profesora de estudios islámicos de la Universidad de Glasgow, dice que la mezquita de Amsterdam es parte de un movimiento que está germinando en Europa.
"La mezquita es una muestra de que los musulmanes de Europa están encontrando nuevas formas de apartarse de estructuras tradicionales que a veces son opresivas", expresó Siddiqui en un correo electrónico.
"No sé si es un momento determinante. Hay una gran variedad de comunidades musulmanas en Europa y las mujeres se están haciendo sentir de distintas formas, aun cuando a veces esto cuesta", manifestó.
Se calcula que en Europa hay unos 20 millones de musulmanes, que hacen del Islam la segunda religión más importante del continente.
"Mucha gente se ha alejado de las mezquitas tradicionales para buscar otras formas de adoración", expresó Siddiqui.
Los cambios no se perciben en Francia, país con la comunidad musulmana más grande de Europa. Las autoridades exhortan a los líderes musulmanes a que inculquen un "islamismo a la francesa" que les permita encajar en la sociedad francesa.
Pero eso no es sencillo.
Los 5 millones de musulmanes de Francia reflejan una cantidad de tendencias dentro del islam. Los imames con frecuencia no hablan francés y las mezquitas son financiadas a menudo desde el exterior, lo que no está bien visto.
La mezquita de Amsterdam, en cambio, no acepta dinero extranjero. "Ese es uno de nuestros pilares", afirma el Ksaihi. "Queremos que sea 100% holandesa".
Slotervaart, el barrio donde se encuentra la mezquita, fue el primer distrito que se benefició de un programa de incentivos económicos del gobierno para combatir el radicalismo a través del diálogo y la educación.
La mezquita de el Ksaihi se encuentra en un viejo centro comunitario en un barrio musulmán y no tiene minaretes. Es frecuentada por gente con barba larga y togas, así como por personas vestidas a la occidental.
Toma su nombre de un término holandés: polder alude a una franja de tierra ganada al mar, convertida a menudo en tierra fértil de cultivo. Es símbolo del esfuerzo comunal.
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