Diario de Mallorca. Sábado 04 de febrero de 201
MATÍAS VALLÉS
José María Castillo (Puebla de Don Fadrique, Granada, 1928) fue expulsado de la cátedra de Teología de la universidad de Granada por el entonces cardenal Ratzinger, "y todavía espero una explicación". El teólogo abandonó la Compañía de Jesús tras medio siglo largo como jesuita. El próximo miércoles pronuncia una conferencia en el Club de este diario.
–Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Dios grabará esta entrevista?"
–No. Dios no es una representación que hacemos a nuestra imagen y semejanza, es una realidad que no conocemos ni podemos conocer. Está fuera de nuestro alcance porque es trascendente.
–Se es jesuita o no se es jesuita, pero no se deja de ser jesuita.
–Es muy difícil dejar de serlo, porque marca a las personas. Yo no tengo palabras para agradecer lo que debo a los jesuitas, tanto lo que soy como lo que sé. Mi problema es con la realidad envolvente por encima de ellos.
–Un enemigo suyo dice que "José María Castillo no es católico, pero tiene razón".
–Si por católico se entiende a una persona que se identifica incondicional y acríticamente con la Iglesia, no lo soy. Si se entiende a alguien que comulga con la fe fundamental, sí lo soy. No puedo aprobar una institución que habla de derechos humanos pero no los practica.
–El Vaticano cede su fascinación a la Casa Blanca.
–El Vaticano es la última monarquía absoluta de Europa, no entiendo que la Unión Europea lo permita. El Papa procura mantener excelentes relaciones con los poderes fácticos, también con la Casa Blanca. Reagan pactó con Juan Pablo II el pago de millones al sindicato polaco Solidaridad, a cambio de información a la CIA sobre los movimientos de base más activos en el Caribe.
–Lo suyo con Ratzinger era algo personal.
–No soy tan importante, pero me informaron de que el entonces cardenal y secretario del antiguo Santo Oficio, junto al cardenal Suquía, citaron al general de los jesuitas y me prohibieron la enseñanza. Tengo la profunda herida de la calumnia que me dirigió el cardenal Cañizares con la mejor voluntad del mundo, al decir que yo era "un peligro para la Iglesia".
–Dios es una posibilidad, la Santísima Trinidad es un invento.
–Tal como se explica, la Santísima Trinidad es efectivamente un invento. No aparece en el Nuevo Testamento. En la tradición se habla de Dios Padre, de Jesús y del Espíritu. Más allá de eso, las "personas" son una invención.
–Las cifras de abortos sugieren que miles de católicas se someten a la interrupción del embarazo.
–Sí. Es más, en Granada podría dar el nombre de alguna persona que llevaba la pancarta en una manifestación contra el aborto, y a la que poco antes casi se le muere una hija que traía de abortar en Londres. Son cosas que uno no entiende.
–¿El hundimiento de la economía salvará a la religión?
–Puede influir, porque sigue siendo verdad el dicho, "En las trincheras no hay ateos". Al verse amenazada, la gente tiene una tendencia espontánea a acudir a algo superior, la Virgen o los santos. Además, la austeridad impuesta por la crisis obliga a llevar una vida menos condicionada por el consumo, y enfocada hacia valores más importantes.
–Stalin se inspira en la Compañía de Jesús.
–Stalin fue seminarista, y he oído que sentía una gran atracción por las Constituciones de la Compañía de Jesús. ¿En qué sentido me resulta comprensible? Los jesuitas no son dictadores, muestran una gran tolerancia y respeto hasta el punto de que en ningún partido político me hubieran aguantado lo que ellos. Sin embargo, también hacen hincapié en la obediencia y la fidelidad.
–¿Qué sabe Hawking de Dios?
–Sabe lo que puedo saber yo y cualquiera. O sea, nada. Los físicos que se meten a teólogos van tan errados como los teólogos que condenan a Galileo.
–Vayamos con el título de una de sus conferencias: "¿Es posible un cristianismo no religioso?"
–No solamente posible, sino necesario, en cuanto que las religiones son un conjunto de prácticas y observancias con el propósito de atrapar a la gente. Jesús fue un laico, no fue un religioso. Estuvo en conflicto con la religión, y por eso lo matan los sumos sacerdotes.
–¿Peca la jerarquía eclesiástica de adicción al sexo?
–Tienen una obsesión excesiva, ridícula y extraña con ese tema. Se entiende por su apetencia de conquistar el poder y de mantenerlo. Cuando controlas el sexo de una persona, la dominas. Los Evangelios no hablan jamás directamente de la sexualidad.
–Zapatero pagó todas las facturas de la Iglesia.
–Zapatero se equivocó con la Iglesia, que siempre saca todo lo que puede. No sé por qué el expresidente del Gobierno le concedió tantos privilegios, pensaba seguramente en una contrapartida.
–¿Puede sintetizar a Dios en tres líneas?
–A mí me recuerda a Jesús de Nazaret. No a Jesucristo, que ya incorpora al Cristo o Mesías. Un sencillo trabajador que no expresa la divinidad, sino el anhelo de ser profundamente humano.
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